Ya no digo nada de tu voz
porque se apaga,
como si fuera muy grave,
aceptar que al oírla,
una ola grata,
me sube por las piernas
y se instala en mi garganta.
Ya no digo que me gusta escucharte,
aunque sea,
por que parece
que te angustia,
saber que aún no me es indiferente
tu presencia.
Así que,
te disfruto en silencio,
fingiendo que aquí,
no pasa nada,
mientras me explicas
los eventos sucedidos,
yo imagino
que escucho en la radio
algo agradable
que se acaba.
1 comentario:
Que no se acabe esa voz
que no se callé niguna
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