Cuando
se muere un poeta
hay
que escribir un poema
¿Qué
otra cosa se puede hacer
más
que decir palabras,
palabras
que brincan,
que
sudan y
tintilean?
Quiero
darte las gracias,
por
el cruce de tu vida con la mía,
por
la forma en la que me transparentaste
con
tus palabras
Si
alguna vez tuviste miedo a escribir
seguiste
sin más,
no
te detuvo nada,
y
escribiste letras que
sudaban
vibraban
transgredían
cuestionaban
y
erotizaban
Hablabas
de
amor
de
sexo
de
Dios
de
vida
de
riqueza y
de
carencia
Escribiste
palabras
que mueven
y
remueven
Algunas
de tus palabras
van
y vienen a mi mente
de
acuerdo a mi propia necesidad
-Todas
las cosas que están en tu casa
SON
TUYAS,
no
importa quién, por qué o cuándo las trajo.
Así
que Tú puedes decidir
¿Qué
hacer con ellas?
Ya
sea atesorarlas
o
tirarlas a la basura
sin
ningún remordimiento
lo
mismo con recuerdos,
palabras
o hábitos adquiridos-
Y
así,
desechar
lo inservible fue más sencillo
y
atesorar lo querido, permitido.
Otra
cosa que dijiste:
-Si
cuando escribes sale fuego, pues que queme!!!-
No
porque eras religioso
dejaste
de escribir de sexo,
frases
eróticas ardientes
y
textos que a muchos
les
resultaron alarmantes,
discrepantes,
disonantes,
imposibles
de manejar.
Escribías
cosas que ponían
la
piel chinita
que
incitaban a sudar el cuerpo
¿Y?
¿Luego
qué?
¿Pues
qué?
Esas
cosas salían de tu pluma
y
si hacen que el mundo tiemble,
pues
que tiemble.
Si
se siente miedo,
que
se sienta.
Pecruz
Gracias
por la bendición
de
haberte conocido.
Siempre
necesitamos hombres como tú,
en
todos los contextos de la vida.
Y
a nosotros nos queda la misión
de
seguir sacudiendo el mundo….
Que
a eso venimos o
¿A
qué venimos?
Si
no a vivir la vida
con
sus curvas
deliciosas
y
excitantes
que
nos mantienen
día
a día azorados,
pendientes
de
los latidos
de
nuestro
corazón
Hasta
que un día
sin
más
nuestro corazón
nuestro corazón
se
detiene
y
se vuelve de
fuego
infinito
eterno
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