Tiemblas hoy,
como antes
y me haces temblar con
tu tormenta.
Tiemblas
y entre tus labios
haces vibrar
cada una
de todas
las que soy.
Tiemblas
y me atraes,
tiemblas
y me arrastras,
deseando que esté
para ti
o que me convierta en polvo
y me pierda.
Tiemblas,
dudas,
vienes,
vas,
mientras el tiempo
se esfuma.
Te ausentas,
creyendo que
la próxima vez que te vea
haya olvidado por completo
quién eres,
qué quieres
y la razón extraña
que te trajo de vuelta.
Guardas silencio,
te callas,
para que olvide
tu voz,
tus palabras,
tus miradas.
Intentas desvanecerte
y entre más te esfuerzas,
más me dejas la sensación
de llevarte dentro,
ignorando por completo,
que hace mucho
que están pegadas
nuestras huellas.
Inspirado en :
y tiemblas por
volverte
como un
estanque
donde quizá,
estático,
no te
reconocieras.
—Eugène
Guillevic-