lunes, 7 de marzo de 2011

Corazones extremófilos. Dedicado a F con algunas de sus palabras


¿Y entonces,
sin saber cómo ni cuándo,
uno decide que se enreda
o sin decidirlo se enreda
así nada más?

Y no se sabe,
si es por la cercanía,
el irresistible aroma
que libera al pasar,
las circunstancias
o es todo o es nada,
pero se enredan los pensamientos
hasta materializarse
ante nuestros ojos
atónitos.

Sin nuestro permiso,
hormigueándonos los labios
se trepan insistiendo
que hagas algo al respecto
¿Cómo ignorar esa sensación?

El punto es que se enredan los destinos,
volviéndose fuego,
entre las manos,
brincando del filo de los dedos
a los labios sellando los mensajes
de lengua a lengua
sin más intermediarios
y pasan ambas cosas
nos enredamos y hacemos todo lo posible
para diluir las sensaciones
incendiarias sin lograrlo,
afortunadamente.