Había que escribir
mucho
para purgar la pelusa
que me tragué sin
querer
mientras dormía
Había que escribir
mucho
para dejar fluir
las palabras
que se me quedaron
atoradas en el pecho
por años, años, años,
años, años, años, años, años, años
Había que escribir
mucho
para vomitarte en la
cabeza
todo lo que es tuyo
y que me tragué
hasta quedarme sin
sentido
Había que escribir
mucho
para colocar las
palabras
en el orden adecuado
para transmitir
las ideas
como las quería decir
y no revueltas como me
han salido por años
Había que escribir,
sobre el hoy
sobre el ayer
sobre el mañana
Había que escribir
y si fuera necesario
llorar, llorar
gritar, gritar
amar, amar
para al fin poder,
si no olvidar,
al menos quitar del
camino
poner en su lugar
los recuerdos
que estorban la visión
y me dificultan
entusiasmarme,
con lo que pueda
ver
oler
tocar
y percibir
Había que escribir
mucho
porque además
de la pandemia
me he sentido como
si me hubiera pasado un
camión
por encima
y me acabo de dar
cuenta
que salí ilesa de
semejante situación
pero el susto ha sido
suficiente
para paralizarme un montón
Había que escribir
mucho
porque hay mucho que
decir
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