martes, 12 de mayo de 2009

Con alfileres

Y dijo que me quería…
no sólo eso,
aseguró amarme profundamente,
que un sentimiento
grato, tibio e irresitible
lo invadía al tenerme entre sus brazos.

Pero luego de leer,
lo que mi puño escribía,
salió despavorido
por la puerta del patio trasero.

La cena, el vinito, los besos, las caricias atrevidas,los sueños,
los tuve que compartir
con mis libretas de poemas
y mi lista de Cuentos Bajo Pedido.

Ya embriagada,
de atracarme sola
lo que era para dos,
desnuda de todos mis miedos,
rodé sobre mis escritos.

Me quedó claro que,
aunque quisiera,
no podría dejar
de escribir como escribo.
Lo he constatado
con asfixiantes segundos
de abstinencia.

Releyéndome,
sonriente,
he pensado
y eso que no ha visto
lo que no ha permitido mi autocensura…

ipso facto muere de un infarto!!!

2 comentarios:

marichuy dijo...

Buenísimo, querida.

Pues este hombre, si que era (es) demasiado sensible, pero en un sentido casi pudibundo. Y mira el lado menos malo ¿para qué cargar con un infartado en tu conciencia?

Abrazo

Roxanne dijo...

También he espantado a varios de esa manera... y he enloquecido a otros tantos...