
De mi altar a tu corazón,
van dando brinquitos los anhelos
de verte, escucharte, contemplarte,
abrazarte, estrecharte, amarte
tenerte, pues, aunque sea esta noche
para gozarte.
Ponemos el altar,
entre alegría y tristeza,
con el corazón hecho bolas,
es la oportunidad de decirles,
lo mucho que se les extraña
y a la vez la alegría
de saber que todo lo que vivimos
sigue ardiendo en nuestros corazones.
De mi altar,
van y vienen
flores, aromas, inciensos,
velas, pan de muerto
chocolate, tamales
chupito, platanito
calaveritas de azúcar
calacas de papel...
De tu corazón
viene amor
luz
deseo
y como siempre
gratas y ricas sorpresas.
De mi altar a tu corazón
sólo está la distancia
de nuestros dedos entrelazados
y nuestros corazones abrazados.